La crisis climática es uno de los mayores retos del siglo XXI, y el sector de la construcción, responsable de una parte significativa de las emisiones de carbono, está tomando medidas para transformarse. En Costa Rica, empresas y organizaciones trabajan para mitigar el impacto ambiental de la industria, en línea con los compromisos internacionales como el Acuerdo de París y el Plan Nacional de Descarbonización.
El sector construcción en el país tiene metas claras: para 2030, todas las nuevas edificaciones deben ser de bajas emisiones, y para 2050, se espera que la industria opere con altos niveles de eficiencia energética y energías renovables. Esto es clave para evitar que la huella ambiental de las construcciones actuales se duplique en las próximas décadas.
A lo largo de 2025, dos tendencias sobresalen: la economía circular y la regeneración ambiental. El reciclaje de materiales y la reutilización de recursos como el agua se están integrando en proyectos de construcción, mientras que la creación de infraestructuras verdes busca devolver a las ciudades parte de su naturaleza original. Estas iniciativas no solo abordan la sostenibilidad, sino que también promueven un desarrollo armónico con el entorno natural.
Compañías como Holcim Costa Rica, METALCO y Garnier & Garnier están liderando esta transición, implementando prácticas como el uso de residuos sólidos municipales como fuente de energía o la certificación de edificios como cero residuos. Sin embargo, los expertos destacan que este esfuerzo debe ser colectivo, con alianzas entre el gobierno, instituciones y empresas para lograr la transformación del sector.
El camino hacia una construcción más sostenible en Costa Rica demuestra que es posible combinar el desarrollo económico con el respeto al medio ambiente, un modelo que podría servir de ejemplo para otros países en la región.