El comienzo de un nuevo año es el momento perfecto para establecer nuevos objetivos, pero, según la especialista en salud mental Nadia Vado, los propósitos tradicionales suelen ser poco sostenibles. Vado afirma que, a menudo, estos propósitos son olvidados rápidamente porque no tienen un plan de acción claro, lo que dificulta su cumplimiento a largo plazo. En su lugar, sugiere enfocarse en la construcción de hábitos, que son pequeños cambios sostenibles que, con el tiempo, transforman el estilo de vida.
Para Vado, los hábitos tienen un impacto mucho más profundo que los propósitos. A diferencia de los objetivos temporales que dependen de la motivación, los hábitos son acciones automáticas que, una vez establecidos, forman parte integral de la vida cotidiana. Un buen ejemplo es el acto de lavarse los dientes, que se mantiene independientemente de las circunstancias. Vado alienta a las personas a integrar prácticas diarias como leer, meditar o hacer ejercicio, que promueven el bienestar integral.
La clave para formar un hábito, según Vado, es la repetición constante. El cerebro necesita alrededor de 66 días para automatizar una acción. Para facilitar este proceso, recomienda realizar los hábitos a la misma hora y en el mismo lugar, lo que ayuda a que la actividad se asocie con un contexto específico, reforzando su integración. Además, agrupar hábitos de manera secuencial, como leer y luego meditar, puede acelerar su automatización.
Vado también resalta tres actitudes esenciales para el éxito en la formación de hábitos: la decisión firme de comprometerse, la identificación con el hábito (por ejemplo, verse como un corredor si se quiere correr) y la convicción para mantener la disciplina incluso cuando la motivación falte. En 2025, su mensaje es claro: el objetivo no es cumplir con metas temporales, sino adoptar un estilo de vida que promueva un crecimiento constante y duradero.