La obesidad en Costa Rica ha sido declarada una enfermedad crónica de importancia para la salud pública, lo que ha puesto de relieve varios desafíos médicos, entre los que destaca la enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA). Esta condición, que avanza de manera silenciosa, puede generar complicaciones graves, como cirrosis y cáncer hepático. El Día Mundial de la Obesidad, celebrado cada 4 de marzo, busca concienciar sobre la magnitud del problema.
Según el Dr. Luis Diego Arguedas, gastroenterólogo de Clínica Equilibrium, al menos el 30% de la población costarricense podría estar afectada por esta enfermedad sin saberlo. El hígado graso está estrechamente relacionado con la obesidad, ya que el exceso de grasa acumulada en el hígado afecta su funcionamiento, lo que podría derivar en enfermedades más graves si no se detecta a tiempo.
Aunque los primeros síntomas son sutiles, como fatiga o molestias abdominales, el diagnóstico temprano es clave. Exámenes de sangre y ultrasonidos hepáticos, como el FibroScan, permiten identificar el daño en el hígado. En etapas iniciales, la enfermedad puede revertirse con cambios en la alimentación, ejercicio físico y control del peso, pero si avanza, puede llevar a condiciones irreversibles como la cirrosis.
El Dr. Arguedas destaca que, actualmente, alrededor del 70% de la población en Costa Rica padece de sobrepeso u obesidad. A nivel global, se estima que más de 4 mil millones de personas estarán obesas o con sobrepeso en los próximos años. Por ello, la prevención y el diagnóstico temprano son esenciales para combatir la obesidad y sus complicaciones, como el hígado graso, que representan un desafío urgente para la salud pública.