Ritmo de vida

Enfermedad neurológica rara afecta a entre 1 y 10 personas por cada 100.000 habitantes

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La neuromielitis óptica, conocida como NMOSD por sus siglas en inglés, es un trastorno neurológico poco común que afecta al sistema nervioso central y puede ocasionar pérdida de visión, problemas de movilidad e incluso daño permanente en los nervios. Se trata de una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmune ataca por error los propios tejidos del cuerpo, generando inflamación severa en los nervios ópticos y la médula espinal.

A nivel global, se estima que entre una y diez personas por cada 100.000 habitantes viven con NMOSD. La enfermedad se manifiesta con mayor frecuencia entre los 30 y 40 años, aunque puede aparecer a cualquier edad, y afecta mayoritariamente a mujeres, con una incidencia hasta nueve veces mayor que en hombres. Las poblaciones de origen asiático, africano y sudamericano presentan una mayor prevalencia.

“El cuadro clínico varía según la ubicación del daño neurológico. Algunos pacientes sufren recaídas que agravan su condición, al punto de provocar la muerte de células nerviosas y un deterioro progresivo”, explicó el Dr. Andrés Rojas, director médico de AstraZeneca para Centroamérica y Caribe. Estas recaídas suelen estar acompañadas de inflamación y acumulación de líquido entre las células, lo que intensifica los síntomas.

Los tratamientos actuales se enfocan en reducir la inflamación durante los episodios agudos y en prevenir nuevas recaídas. Entre las opciones terapéuticas se encuentra el medicamento Ravulizumab, cuyo uso ha demostrado una reducción del 98.6% en el riesgo de recaídas según el estudio CHAMPION-NMOSD. La terapia ofrece un régimen de administración más espaciado, con dosis cada ocho semanas, lo cual mejora la adherencia y calidad de vida de los pacientes.

Aunque no es común encontrar antecedentes familiares, se estima que cerca del 3% de las personas con NMOSD tiene algún historial familiar con la enfermedad. Por eso, los especialistas insisten en la importancia de identificar los síntomas a tiempo y buscar atención médica especializada.

“El diagnóstico temprano puede marcar la diferencia. Estar atentos a señales como pérdida repentina de visión o debilidad en las extremidades es clave para iniciar un tratamiento oportuno y prevenir secuelas permanentes”, concluyó el Dr. Rojas.

Escrito por
Gabbo Martínez

Bachillerato en periodismo, Licenciado en producción audiovisual y Master en Dirección y producción de cine.