Lo que antes era una tendencia reservada para países como Estados Unidos o Australia, hoy toma fuerza en Centroamérica. El overlanding, esa forma de viajar donde el vehículo es también casa y compañero de ruta, gana terreno en Costa Rica y otros países de la región, gracias a un interés creciente por la aventura, la naturaleza y la libertad de moverse sin ataduras.
Más que una escapada ocasional, el overlanding es una forma de vivir la carretera: rutas largas, autos adaptados con cocinas, camas, refrigeradoras y todo lo necesario para sobrevivir varios días en plena autonomía. En Latinoamérica, la cultura del 4×4 ya era fuerte, pero este nuevo enfoque lleva la experiencia mucho más lejos.
Uno de los impulsores de esta tendencia es el costarricense Christopher Brenes, creador de contenido y vocero de Isuzu, quien desde 2012 ha recorrido más de seis países en su vehículo, adaptado especialmente para estos viajes. Su última travesía, “La Ruta Maya”, sumó 8.000 kilómetros en 52 días, cruzando desde Nicaragua hasta el sur de México.
Para Brenes, el crecimiento del overlanding en la región es evidente: cada vez más personas modifican sus vehículos no solo para el trabajo o el paseo de fin de semana, sino para convertirlos en una especie de hogar móvil que les permite explorar sin depender de hoteles ni carreteras pavimentadas.
Más que una moda, este estilo de viaje representa una nueva forma de conectarse con el entorno, apoyar economías locales y vivir el turismo con mayor conciencia ambiental y personal.